Ella se ha ido, se ha despojado del placer, del dolor. Camina meditabunda descubriendo miradas y recuerdos. Eterna gitana canta en la noche y bajo la lluvia multicolor. Esquiva transita los callejones oscuros de la ciudad. Habita las casas, los apartamentos. Se esconde atrás de la puerta y encima del buró. Tranquila se levanta y busca sus sueños. Cuando llega la luna, cierra los ojos y descubre una historia. En las madrugadas sostiene entre sus manos pinceles de felicidad. Espolvorea escarchas y serpentinas. Con sus dedos finos escribe su nombre a color. En el rojo de sus labios tiene impregnada la pasión. Los fines de semana acompaña al colibrí y al mogador. Hoy, ella se ha ido, ha pintado su mundo con metáforas de ocasión. Con pasos firmes ha encontrado la guitarra en el andador. Fiel personaje de novela. Narración sin pausas. Historia impregnada en el quinto sol. Un lunes cualquiera ella se asoma a la ventana, imagina cómo es el ruiseñor. Eterna prisionera de sus anhleos. Hoy abrió las alas volando tan alto como el oasis de su voz.
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