Aquella noche el tiempo se detuvo entre mis piernas. En penumbras tus manos buscaron sin pudor. Con los labios acariciaste la piel de mis muslos. Una y otra vez erizaste mi cuerpo. Con tu boca cubriste mis sueños y deseos. En la oscuridad tomaste mi mano y la llevaste a tu sexo. Lentamente descubrimos el goce y desenfreno. Entre el sudor y los jadeos pintamos el cielo. Con la respiración agitada gritaste en tus adentros. Miradas perdidas de placer y fuego. Juego de lenguas que absorben y penetran. Caderas que se elevan y trastocan el universo. Movimientos de una noche. Calor al amanecer. Mirada extraviada. Sangre potente que esta por nacer. Latidos que anuncian el temido silencio. Explosión que culminas en mi espalda.Semilla derramada en mi horizonte desolador.
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