Algunas noches tu obsesión me aturde. Salgo casi desnuda y deambulo por las calles hasta llegar a tu guarida. En silencio entro y busco el número de tu apartamento. Camino con las ganas anidadas en mi entrepierna. ¿desde cuándo no me sentía así? ¿hace cuánto tiempo no percibía ese olor a sexo? Con la lujuria asomada en las pupilas y con los labios húmedos, acomodo mi cabello. Toco el timbre y escucho del otro lado de la puerta tu voz rasposa y delirante. Mis fantasías empiezan a fluir. Despacio abres la puerta y me invitas a pasar. Mis muslos arden. Mis pechos se elevan. Mis pezones se erectan. Aún no me tocas y ya te siento. Después de unos segundos acaricias mi mano y la llevas cerca de ti. Guías tus deseos a través de mis dedos. Con fuerza muerdes mi cuello. Mientras sujeto tu espada endurecida. Frente a la ventana, bajas tus pantalones y enfilas tu arma. En la oscuridad separo mis piernas y me quito la ropa interior. Pasas tus manos por mi pubis y mojas mi pudor. Me apoyo en la pared y te espero impaciente. Percibo tu calor atrás de mi, al mismo tiempo que empujas mis caderas. Mis nalgas se endurecen y quiero morir. Me susurras al oído pensamientos siniestros. Jalas mi cuerpo y quiero desfallecer. Ya casi estas cerca, respiro tu aliento. Con el sudor en la espalda te deseo adentro de mí. No juegues, no te alejes. Penétrame hasta el fin. Poco a poco saboreas mi placer, te siento hirviendo. Muévete poquito y con ritmo. "Anda así...una vez más", me dices entre jadeos. Aumentas la velocidad y gritas fuerte mi nombre. Explotas y exploto. Esparces tu espesa lefa por mi espalda. Me bañas y te ausentas sin rumbo. Por un instante mueres y muero. Gozo infinito y sin tiempo. Anda...cierra la puerta...que aún sigo ardiendo...
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